Es enervante, ¿no? Cuando sentimos que nuestra fe no tiene fundamento, que está desconectada... que es irreal. Cuando nuestra certeza está a la deriva, como si una corriente submarina nos hubiera arrastrado y alejado de la costa, hacia lo profundo, hacia la oscuridad.
Tal es la desilusión. Tal es el dolor espiritual.
Si usted se siente así —si usted está pasando por una noche oscura del alma—, quiero que sepa que no está ...